La salud es el estado físico en el que el organismo ejerce normalmente sus funciones.
·La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Constitución de 1946, define a la Salud como el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales. Esta definición es utópica, pues se estima que sólo entre el 10 y el 25 % de la población mundial se encuentra completamente sana.
·Una definición más dinámica de salud es el logro del más alto nivel de bienestar físico, mental, social y de capacidad de funcionamiento, que permitan los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad.
·La salud y la enfermedad forman un proceso continuo, donde en un extremo se encuentra la muerte prematura, muchas veces prevenible, y en el otro extremo se encuentra un elevado nivel de salud, al que difícilmente llega todo el mundo. En la parte media de este continuo o equilibrio homeostático se encontraría la mayoría de la población, donde la separación entre salud y enfermedad no es absoluta, ya que es muy difícil distinguir lo normal de lo patológico.
·La definición de salud es difícil, siéndo más útil conocer y analizar los determinantes de la salud o condicionantes de la salud.
·La salud en términos físicos, forma parte de uno de los pilares de la calidad de vida, bienestar y en definitiva de la felicidad.
·El objetivo de alcanzar la salud, no sólamente corresponde a la medicina sino también a los políticos, a la sociedad y al individuo. En los países en vías de desarrollo la salud empezaría a conseguirse cuando se satisfagan sus necesidades de alimentación, infecciones, vivienda, trabajo y en definitiva sus problemas económicos, mientras que en los países desarrollados, la salud se consigue previniendo los efectos secundarios que la riqueza produce como la obesidad, la ausencia de ejercicio físico, los accidentes de tráfico, el tabaquismo, la depresión, la contaminación, etc.
Los determinantes de salud según Lalonde, ministro de sanidad de Canadá son:
1.Estilo de vida: Es el determinante que más influye en la salud y el más modificable mediante actividades de promoción de la salud o prevención primaria.
2.Biología humana: Este determinante se refiere a la herencia genética que no suele ser modificable actualmente con la tecnología médica disponible.
3.Sistema sanitario: Es el determinante de salud que quizá menos influya en la salud y sin embargo es el determinante de salud que más recursos económicos recibe para cuidar la salud de la población, al menos en los países desarrollados.
4.Medio ambiente: Se refiere a cualquier contaminación producida en el aire, suelo o agua que afecta a la salud de los individuos, tanto si la contaminación es biológica, física, química o la llamada contaminación sociocultural y psicosocial, en la que incluiríamos la dependencia, violencia, estrés, competitividad etc.
Según estos determinantes de salud, la salud pública de los estados debería invertir más en:
a) Promoción de salud para que la población adquiriera mediante una correcta educación a edad temprana (y otros medios) unos estilos de vida saludables y en
b) Medio ambiente.
El concepto de "salud mental"
El concepto de salud es algo sobre lo que, sin duda, todos hemos estudiado y debatido. Presentamos a continuación una recopilación de conceptos que, entendemos, sirven para la reflexión a aquellos que estén interesados en el tema.
La archiconocida definición que hizo la O.M.S. de la palabra "salud" dice: "Estado de completo bienestar mental, físico y social, y no meramente la ausencia de enfermedad o dolencia". (O.M.S., 1946)
Si aceptamos como buena esta definición, estamos aceptando tácitamente que el estado mental también forma parte de la evaluación del estado de salud de cualquier sujeto. Porque, sin duda, no se puede ostentar un nivel óptimo de salud y un deficitario estado mental. Por tanto, el concepto de salud mental va implícito en el concepto de salud y además como algo indisociable. El concepto de salud hay que entenderlo siempre en un sentido amplio e integral. Es un concepto dinámico, que está ligado a las condiciones de vida, los avances científicos y a la evolución de la cultura. De tal manera, las actitudes de la población respecto a la salud, han ido cambiando en la medida que se operan cambios en los valores sociales. Y estos han posibilitado que el concepto no sólo se centre en lo curativo de antaño, sino que hoy se consideren aspectos tales como el entorno, los factores de riesgo, los estilos de vida, la educación sanitaria y todo cuanto contribuya a su promoción, fomento y prevención.
Por otro lado, no podemos concebir la salud como un valor absoluto sino relativo, y sujeto a múltiples contingencias. [...]
Así pues, el concepto de salud tenemos que entenderlo de manera amplia e integral y, además, como el equilibrio entre el hombre y su medio ambiente, como una manera de vivir que suponga el desarrollo de la potencialidad humana, que permita el goce pleno y armonioso de sus facultades, para disfrutar un bienestar individual y para participar en el progreso común.
[...]
También hay que tener en cuenta el hecho de que los factores sociales, en gran medida, condicionan nuestro tiempo histórico y ejercen un papel importante en la configuración de la salud de la población. De manera que la salud de la población depende, en parte, de la forma en que las acciones políticas condicionan el medio y crean aquellas circunstancias que favorecen la confianza en sí, la autonomía y la dignidad para todos, especialmente los débiles. Los niveles de salud, en consecuencia, serán óptimos cuando el ambiente favorezca una capacidad de afrontamiento eficaz, autónoma, personal y responsable.
En cualquier caso, la salud y, por tanto, la salud mental, desde una perspectiva actual, se contempla como un proceso dinámico, por el cual todas las personas a lo largo de sus vidas atravesamos por diferentes períodos en los que el grado de salud varía dentro de ese proceso continuo: salud-enfermedad.
2. La salud mental
Mucha gente piensa en la “enfermedad” mental cuando escuchan la expresión salud mental. No obstante, salud mental es mucho más que la ausencia de trastorno mental. La salud mental es un don que todos queremos poseer, independientemente de si lo designamos o no con ese nombre. Cuando hablamos de felicidad, tranquilidad, goce o satisfacción, casi siempre nos estamos refiriendo a la salud mental.
La salud mental tiene que ver con la vida diaria de todos. Se refiere a la manera como cada uno de nosotros nos relacionamos con otros en el seno de la familia, en la escuela, en el trabajo, en las actividades recreativas, en el contacto diario con nuestros iguales y, en general, en la comunidad. Comprende la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida.
Según la Federación Mundial para la Salud Mental, la salud mental tiene que ver con:
- Cómo nos sentimos con nosotros mismos.
- Cómo nos sentimos con los demás.
- En qué forma respondemos a las demandas de la vida.
No existe una línea divisoria que separe con precisión a la persona mentalmente sana de la que no lo está. En verdad, existe toda una gama de grados de salud mental y no hay una característica singular que pueda tomarse aisladamente como evidencia de que se la posee. Por otra parte, tampoco la ausencia de uno de esos atributos puede admitirse como prueba de “enfermedad” mental. Más aún, nadie mantiene durante toda su vida las condiciones de una “buena” salud mental.
Entre las características de las personas mentalmente sanas se encuentran las siguientes:
1. Están satisfechas consigo mismo.
No están abrumadas por sus propias emociones (rabia, temores, amor, celos, sentimientos de culpa o preocupaciones).
Pueden aceptar sin alterarse las decepciones de la vida.
Tienen una actitud tolerante, despreocupada, respecto a la propia persona y a los demás y son capaces de reírse de sí mismas.
Ni subestiman ni sobrevaloran sus habilidades.
Se respetan a sí mismas.
Se sienten capaces de enfrentar la mayoría de las situaciones.
Consiguen placer de las cosas simples de la vida cotidiana.
2. Se sienten bien con los demás.
Son capaces de amar y tener en consideración los intereses de los demás.
Sus relaciones personales son satisfactorias y duraderas.
Les gusta confiar en los demás y sentir que los otros confían en ellos.
Respetan las múltiples diferencias que encuentran en la gente.
No se aprovechan de los demás ni dejan que se les utilice.
Se sienten parte de un grupo.
Se consideran implicados en los avatares que afectan a la sociedad.
3. Son capaces de satisfacer las demandas que la vida les presenta.
Enfrentan sus problemas a medida que se van presentando.
Aceptan sus responsabilidades.
Modifican su ambiente cuando esto es posible y se ajustan a él cuando es necesario.
Planifican para el futuro, al que enfrentan sin temor.
Tienen la mente abierta a nuevas experiencias e ideas.
Hacen uso de sus dotes y aptitudes.
Se fijan sus metas ajustándose a la realidad.
Son capaces de tomar sus propias decisiones.
Consiguen satisfacción en poner su mejor esfuerzo en lo que hacen.
El concepto de salud mental es de difícil definición. Varias son las causas. La primera es que se trata de un concepto cuyo contenido es, en gran medida, valorativo. Las distintas evaluaciones de los síntomas y procesos tanto afectivos como cognitivos y comportamentales que se utilizan para designar a una persona o grupo social como sano o enfermo varían según las representaciones sociales y paradigmas científicos dominantes en cada cultura y periodo histórico (véase González de Pablo y otros, 1993; Rosen, 1974). El que una persona sea considerada como enferma, no sólo depende de alteraciones de su personalidad sino de las actitudes de la sociedad con relación a ese tipo de alteraciones. Este hecho nos demuestra la importancia de los valores sociales en la definición de la salud o la enfermedad mental. Así, en todas las sociedades se realiza una distinción entre la persona que evidencia una alteración de su conducta de carácter crónico y la que muestra dichas alteraciones en situaciones socialmente aceptadas y normativamente sancionadas como pueden ser los ritos o los actos religiosos. Un mismo comportamiento puede ser evaluado de distinta forma según el contexto social en que se realiza. Sociólogos como Goffman (1976) llegan a definir la enfermedad mental no como un conjunto de síntomas claramente delimitables sino como una "incorrección situacional". Estas "incorrecciones situacionales" reflejarían una ruptura en las reglas sociales que definen la interacción comunicativa.
En segundo lugar, los procesos psicológicos asociados con la salud o la enfermedad mental pueden ser descritos de formas diversas según los diferentes modelos psicológicos y médicos. La aproximación médica dominante en la Antigüedad Clásica daba una explicación de los desordenes mentales a partir de los trastornos producidos en el cerebro por desequilibrios humorales. Este tipo de explicaciones persitirá hasta finales del siglo XVI. Durante el siglo siguiente se desarrollan interpretaciones naturalistas de la enfermedad mental como la iatrofísica y la iatroquímica. En los siglos XVII y XVIII los trastornos mentales o emocionales son considerados como un alejamiento voluntario de la razón que debía ser corregido mediante el internamiento y severas medidas disciplinarias. Durante ambos siglos los enfermos mentales son encerrados y apartados de la vida comunitaria. La finalidad de su aislamiento no era su tratamiento sino proteger a la sociedad de aquellos que infringían las normas sociales (Foucault, 1976); una situación que en algunos casos persistirá hasta bien avanzado nuestro siglo (véase Zaglul, 1990). En el siglo XIX predominan las explicaciones somáticas de la enfermedad mental; objeto de estudio médico, los desordenes psicológicos eran considerados como una disfunción cerebral que debía ser objeto de tratamiento moral según los principios establecidos por el psiquiatra francés Philippe Pinel (1745-1826). El siglo XX se caracteriza por la introducción y el desarrollo del psicoanálisis, la expansión de la clasificación nosológica de las enfermedades mentales iniciada por Emil Kraepelin (1856-1926), el desarrollo de la neurología, la fisiología y la bioquímica, bases del desarrollo de la psiquiatría organicista, el auge de la psicofarmacología y, finalmente, el inicio de concepciones psicosociológicas de la salud y la enfermedad mental.
En cuanto a las representaciones populares de la enfermedad mental podemos distinguir cuatro grandes fases: La primera consideraría la enfermedad mental como posesión diabólica o inspiración divina; la segunda interpretaría la enfermedad como desviación social, la tercera consideraría la enfermedad mental como enfermedad física y, finalmente, tendríamos una concepción basada en diferentes modelos psicológicos y sociogenéticos (véase Silvana de Rosa, 1987).
La diversidad de modelos explicativos -psiquiatría organicista, modelos psicosomáticos, psicodinámicos, psicoanalíticos, conductistas, cognitivos, sociogéneticos, comunitarios, etc- y la persistencia de diferentes representaciones sociales de la enfermedad mental (véase Cabruja, 1988) hacen inviable un modelo integrativo o un criterio de definición único de salud o enfermedad mental (véase Warr, 1987).
En tercer lugar, existen criterios diferentes para la definición de salud o enfermedad mental. Los trastornos mentales pueden ser socialmente reconocidos a través del diagnóstico o a través de un enfoque epidemiológico en el que el objetivo es dar cuenta del tipo y severidad de los síntomas antes que la clasificación de las personas como mentalmente sanas o mentalmente enfermas. Los criterios para el diagnóstico de las enfermedades mentales, si bien varían, tienen, en la actualidad, un punto de referencia básico en los criterios de diagnóstico del DSM-IV, "Manual estadístico y de diagnóstico de los trastornos mentales". Los criterios principales para el diagnóstico son la existencia de sintomatología, el comportamiento social desajustado y la duración prolongada de los síntomas. Las categorías de diagnóstico son, además, mutuamente excluyentes. Este tipo de detección de trastornos mentales ha sido objeto de críticas. De entre las mismas cabe destacar dos. La primera hace referencia a que la división en categorías de los trastornos mentales no refleja adecuadamente la realidad. Diversos estudios en los que se analiza la agrupación de síntomas según la técnica del escalamiento multidimensional muestran un elevado grado de solapamiento entre los síntomas que caracterizan diferentes trastornos mentales. La segunda crítica realizada enfatiza el hecho de que los criterios de diagnóstico comúnmente utilizados excluyen a un importante número de personas con problemas psicológicos. En resumen, los diferentes criterios utilizados para diagnosticar a aquellas personas que tienen problemas de salud mental establecen, en ocasiones, una realidad superpuesta a los problemas reales, cognitivos y/o emocionales, de las personas (véase Mirowsky y Ross, 1989).
Finalmente, existe también una notable confusión entre los términos salud y enfermedad mental. Ambos conceptos no son condiciones que permitan definir a la una como la ausencia de la otra. Una persona puede tener problemas de salud mental y no estar mentalmente enferma (Jahoda, 1980). Mientras que los criterios convencionales para definir la enfermedad mental siguen los criterios de diagnóstico anteriormente reseñados, los estudios sobre salud mental consideran a ésta como un contínuo en el que se reflejan diferentes grados o niveles de bienestar o deterioro psicológico. Desde esta perspectiva diferentes autores como Jahoda (1980) o Warr (1987) han tratado de indentificar los componentes principales de la salud mental: bienestar emocional, competencia, autonomía, aspiración, autoestima, funcionamiento integrado, adecuada percepción de la realidad, etc. Las investigaciones llevadas a cabo principalmente en el área de la salud mental, aunque también en el campo de estudio de los trastornos de carácter psicótico, se han centrado, primordialmente, en el estudio de los factores psicosociales que determinan diferencias en salud mental entre distintos grupos sociales de la población. El punto de partida de estas investigaciones es el de considerar la enfermedad mental o el deterioro psicológico no necesariamente como una reacción patológica sino como una respuesta adaptativa ante las presiones del medio cuando otras estrategias de afrontamiento no se encuentran disponibles (Cochrane, 1983). Investigaciones como las de Alvaro (1992), Alvaro, Torregrosa y Garrido Luque (1992), Bastide (1988), Cochrane (1983), Mirowsky y Ross (1989), Páez (1986), Tusquets y Grau (1988), entre otros, ponen de relieve los efectos negativos para la salud mental del desempleo o de los procesos migratorios, así como las diferencias encontradas entre ambos sexos o entre clases sociales diferenciadas por su estatus socioeconómico. Estos estudios aunque no excluyen la terapia individual, al analizar las causas sociales del deterioro psicológico, enfatizan aquellos aspectos de intervención relacionados con el cambio social.
En conclusión, podemos afirmar que los conceptos de salud y de enfermedad mental son tanto la expresión de problemas de tipo emocional, cognitivo y comportamental como realidades simbólicas, construidas cultural e históricamente en la propia interacción social. Las concepciones de la salud y de la enfermedad varían según los enfoques teóricos y criterios de diagnóstico utilizados, las concepciones filosóficas, morales y psicológicas vigentes y los modelos médicos predominantes. Además, ambos conceptos tienen una carga valorativa que explica por qué las definiciones de lo que es normal y lo que es patológico varían de una sociedad a otra y de un grupo social a otro.
La asfixia se presenta cuando un bebé no puede respirar debido a que comida, un juguete u otro objeto está obstruyendo las vías respiratorias (garganta o tráquea).
Consideraciones generales:
Las vías respiratorias de un bebé que presenta asfixia pueden estar completa o parcialmente bloqueadas. Un bloqueo completo es una situación de emergencia médica urgente y una obstrucción parcial se puede convertir rápidamente en una situación potencialmente mortal si el bebé pierde la capacidad para inhalar y exhalar aire suficiente.
Sin oxígeno, se puede presentar daño cerebral permanente en tan sólo 4 minutos. La administración rápida de primeros auxilios para asfixia puede salvar una vida.
Causas:
Por lo general, la asfixia en los niños se produce por la inhalación de un objeto pequeño que se han llevado a la boca, como un botón, una moneda, un globo o la batería de un reloj.
Los signos de peligro de una verdadera asfixia son:
·Incapacidad para llorar o producir sonido alto
·Tos improductiva o débil
·Sonidos suaves o chillones al inhalar
·Dificultad para respirar: las costillas y el pecho se retraen
·Color azuloso de la piel
·Pérdida del conocimiento si la obstrucción no se alivia
Primeros auxilios:
1.NO SE DEBEN seguir estos pasos si el bebé está tosiendo con fuerza o está llorando fuertemente, ya que cualquiera de las dos situaciones puede desalojar el objeto en forma espontánea.
2.Se debe acostar al niño boca abajo, a lo largo del brazo. Se debe usar el regazo o el muslo como apoyo y sostener el pecho del bebé con la mano y la mandíbula con los dedos, manteniendo la cabeza del niño apuntando hacia abajo a un nivel más bajo que el resto del cuerpo.
3.Darle hasta 5 golpes fuertes y rápidos entre los omóplatos, utilizando la base de la palma de la mano libre.
SI EL OBJETO NO SALIÓ DESPUÉS DE 5 GOLPES:
1.Se debe voltear al niño boca arriba, usando el regazo o el muslo como apoyo y sosteniéndole la cabeza.
2.Se deben colocar dos dedos en la mitad del esternón del niño, por debajo de las tetillas.
3.Darle 5 compresiones rápidas, hundiendo el pecho hasta un tercio o la mitad de su profundidad.
4.Se continúa con esta serie de 5 golpes por la espalda y las cinco compresiones de pecho hasta desalojar el objeto o hasta que el bebé quede inconsciente.
SI EL BEBÉ PIERDE EL CONOCIMIENTO:
Si el bebé no responde, deja de respirar o se torna de color azul:
·Se debe gritar para pedir ayuda.
·Se debe dar RCP para bebés y llamar al 911 en los Estados Unidos después de un minuto.
·Si se puede VER el objeto que está obstruyendo las vías respiratorias, se debe tratar de removerlo. Se debe intentar quitar el objeto SÓLO si está visible.
No se debe:
·NO SE DEBE interferir si el niño está tosiendo con fuerza, presenta llanto fuerte o está respirando adecuadamente. Sin embargo, se debe estar listo para actuar si los síntomas empeoran.
·NO SE DEBE intentar tomar y halar el objeto si el bebé está consciente.
·NO SE DEBEN llevar a cabo estos pasos si el bebé deja de respirar por otras razones, tales como asma, infección, hinchazón o un golpe en la cabeza.
Se debe buscar asistencia médica de emergencia si:
Si un bebé se está asfixiando:
·Se le debe pedir a otra persona que llame al 911 en los Estados Unidos, mientras se empiezan a administrar los primeros auxilios.
·Si el socorrista está solo, debe gritar pidiendo ayuda y comenzar a administrar los primeros auxilios.
Aun si la persona logra desalojar el objeto y el niño parece estar bien, se debe llamar al médico para solicitar más instrucciones.
Prevención:
·No dar a los niños menores de 3 años globos ni juguetes con partes pequeñas o frágiles.
·Mantener a los niños alejados de botones, palomitas de maíz, monedas, uvas, nueces u objetos similares.
·Vigilar a los bebés y niños que empiezan a caminar y no permitirles que gateen mientras están comiendo. Se debe hacer que la casa esté a prueba de niños.
·La primera lección de seguridad es decir "¡No!".
¿QUÉ HACER CON UNA HERIDA CORTANTE?
Generalmente nuestros hijos y nosotros mismos estamos expuestos a sufrir cortes con elementos comunes dentro de la casa, como cuchillos, fierros o latas.
Aquí te damos algunos consejos para actuar rápidamente en caso de una herida cortante.
Es un accidente doméstico y escolar muy frecuente. Se trata de la pérdida de continuidad de la piel provocada accidentalmente por un objeto cortante. Habitualmente la herida compromete sólo a la piel, ocasionalmente el corte es más profundo afectando vasos arteriales o venosos de mayor calibre, tendones, nervios o músculos. La observación de la herida y la magnitud del sangramiento son los mejores indicadores la profundidad.
Pasos importantes a considerar
Al producirse una herida cortante debes proceder de la siguiente manera.
Primer paso: reconocimiento de la herida.
Debido a que la herida siempre sangra, no sabemos cuán profunda es mientras está sangrando. Si el corte se ha producido en las manos, dedos, brazos o piernas, es posible que la podamos manejar en la casa.
Si la herida es en la cara, cuero cabelludo, tórax, o abdomen, será necesario acudir a un servicios de Urgencia para evaluación médica, una vez aplicados les primeros auxilios pertinente.
Segundo paso, qué hacer.
Llevar al accidentado a un lugar donde haya agua. Lavar la herida aunque sangre bajo el chorro de agua corriendo, mientras más fría esté, mejor, porque alivia el dolor.
Mientras se lava se pueden abrir suavemente los bordes para observar la profundidad. Si nuestro ojos alcanzan a ver el fondo o, si el fondo esta mas allá de nuestra vista podemos deducir que tan profunda es.
Una vez que ha escurrido el agua por tres minutos se debe lavar con cualquier producto que dé espuma. Idealmente debiera ser jabón neutro por que es menos Irritante. Se debe dejar escurrir el agua hasta que la espuma desaparezca.
Luego, con un paño limpio planchado o una gasa estéril, comprime la herida para frenar el sangramiento. Si este continúa junta los bordes de la herida, acercando el dedo pulgar con el índice. Para ello debes tener las manos limpias.
Esta operación debe realizarse durante 5 minutos controlados por reloj, menos tiempo no permitirá la formación de¡ coágulo. Si la extensión de la herida no permite unida con los dedos hay que usar un paño limpio o una venda para envolverla apretadamente y aplicarle hielo o el Cold Pack de 3M. Nunca hagas torniquete para detener una hemorragia, debido a las graves complicaciones que produce. No apliques ningún remedio casero o secreto de naturaleza, estos sólo ayudarán a infectar la herida. Sí pasados los 5 minutos de compresión digital o manual la herida continúa sangrando igual que antes, debes llevar al niño al Servido de Urgencia, lo más probable es que necesite sutura.
Tercer paso: prevenir la infección.
Sí se trata de una herida poco extensa y poco profunda, en las extremidades, se debe poner povidona yodada con una mota de algodón. La aplicación se realiza de manera circular, por los bordes sanos, no en la herida misma. Si es necesario se repite más veces desechando el algodón utilizado. Nunca soples la herida para que se seque, nuestra boca está llena de microbios con los que contaminamos la herida.
A continuación se puede sellar la herida. Si es pequeña puedes usar un parche curita poroso. Sí es más extensa puedes usar gasa no adherente más tela adhesiva. También puedes usar parches transparente Tegaderm, de 3M, te permitirán observar la herida a cada Instante sin necesidad de desprotegerla.
Cuarto paso: control de la herida.
Se debe observar la presencia de enrojecimiento mayor, hinchazón de los bordes, reinicio del sangramiento, secreción amarilla opaca o mal olor. Cualquiera de estos signos amerita acudir a un Servicio de Urgencia. Si la herida cortante fue atendida correctamente con tus primeros auxilios, y no hay infección, notarás que comienza la cicatrización.
¿Cómo curo una herida cortante?
Generalmente nuestros hijos y nosotros mismos estamos expuestos a sufrir cortes con elementos comunes dentro de la casa, como cuchillos, fierros o latas.
Aquí le damos algunos consejos para actuar rápidamente en caso de una herida cortante.
Es un accidente doméstico y escolar muy frecuente. Se trata de la pérdida de continuidad de la piel provocada accidentalmente por un objeto cortante. Habitualmente la herida compromete sólo a la piel, ocasionalmente el corte es más profundo afectando vasos arteriales o venosos de mayor calibre, tendones, nervios o músculos. La observación de la herida y la magnitud del sangramiento son los mejores indicadores de la profundidad.
Pasos importantes a considerar
A producirse una herida cortante, debe proceder de la siguiente manera
Primer paso: reconocimiento de la herida.
Debido a que la herida siempre sangra, no sabemos cuán profunda es mientras está sangrando. Si el corte se ha producido en las manos, dedos, brazos o piernas, es posible que la podamos manejar en la casa.
Si la herida es en la cara, cuero cabelludo, tórax, o abdomen, será necesario acudir a un Servido de Urgencia para evaluación médica, una vez aplicados los primeros auxilios pertinentes.
Segundo paso: qué hacer.
Llevar al accidentado a un lugar donde haya agua. Lavar la herida aunque sangre bajo el chorro de agua corriendo, mientras más fría esté, mejor, porque alivia el dolor.
Mientras se lava se pueden abrir suavemente los bordes para observarla profundidad. Si nuestros ojos alcanzan a ver el fondo o, si el fondo está más allá de nuestra vista podemos deducir qué tan profunda es. Una vez que ha escurrido el agua por tres minutos se debe lavar con cualquier producto que de espuma. Idealmente debiera ser jabón neutro porque es menos irritante. Se debe dejar escurrir el agua hasta que toda la espuma desaparezca. Luego, con un paño limpio planchado o una gasa estéril, comprime la herida para frenar el sangramiento. Si éste continúa junta los bordes de la herida, acercando el dedo pulgar con el índice. Para ello debes tenerlas manos limpias.
Esta operación debe realizarse durante 5 minutos controlados por reloj, menos tiempo no permitirá la formación del coágulo. Si la extensión de la herida no permite unirla con los dedos hay que usar un paño limpio o una venda para envolverla apretadamente y aplicarle hielo. Nunca hagas torniquete para detener una hemorragia, debido a las graves complicaciones que produce. No apliques ningún remedio casero, estos sólo ayudarán a infectar la herida. Si pasados los 5 minutos de compresión digital o manual la herida continúa sangrando igual que antes, debes llevar al niño al Servido de Urgencia, lo más probable es que necesite sutura.
Sin embargo en el mercado existen suturas de afrontamiento.
Son simples y cómodas de aplicar, se deben usar sólo si se tiene la certeza de que la herida está completamente limpia, porque cualquier microbio residual provocará infección.
Tercer paso: Prevenir la infección.
Si se trata de una herida poco extensa y poco profunda, en las extremidades, se debe poner povidona yodada con una mota de algodón. La aplicación se realiza de manera circular, por los bordes sanos, no en la herida misma. Si es necesario se repite más veces desechando el algodón utilizado.
Nunca soples la herida para que se seque, nuestra boca está llena de microbios con los que contaminamos la herida.
A continuación se puede sellar la herida. Si es pequeña puedes usar un parche curita poroso. Si es más extensa puedes usar gasa no adherente más tela adhesiva. También puedes usar parches transparente, le permitirán observar la herida a cada instante sin necesidad de desprotegerla.
Cuarto paso: control de la herida.
Se debe observar la presencia de:
Enrojecimiento mayor, hinchazón de los bordes, reinicio del sangramiento, secreción amarilla opaca o mal olor.
Cualquiera de estos signos amerita acudir a un control. Si la herida cortante fue atendida correctamente con sus primeros auxilios, y no hay infección, notará que comienza la cicatrización
TRAUMATISMO DE CRANEO
TEC: Una Sigla que Trae Complicaciones
Uno de los accidentes más comunes que se producen en el propio hogar o en el jardín infantil son los golpes o traumatismos en la cabeza que sufren los menores.
Como los muebles y la decoración de una casa no están "pensados" precisamente para los pequeños estos accidentes suceden a menudo. También influye la tremenda movilidad y audacia de los menores que siempre se están colocando al borde de lo que nosotros los adultos consideramos peligro y que para ellos significa "descubrir el mundo" al que han llegado.
Los padres sufrimos mucho y tenemos mucho temor ante estos golpes porque generalmente se produce una fuerte sangramiento o un hematoma muy notorio en la cabeza y se asocia de inmediato con alguna lesión cerebral.
¿Cómo reaccionar ante esta clase de accidentes generalmente domésticos?
Lo primero es mantener la calma para hacer una observación detenida que permita determinar la gravedad del golpe y, consecuentemente, los pasos a seguir. Se puede tratar de algo muy leve, solucionable en casa, o algo de envergadura mayor que requerirá asistencia médica de urgencia.
¿Qué puede provocar un golpe en la cabeza?
Puede tratarse simplemente de un golpe contra una arista o algún objeto duro lo que inevitablemente producirá una contusión en el cuero cabelludo, la que a su vez puede producir un hematoma o algún sangramiento. Esto último ocurre fácilmente porque en esa parte del cuerpo hay gran irrigación sanguínea.
Algo diferente y un poco más preocupante puede ocurrir si un niño cae desde cierta altura y azota su cabeza con violencia contra el suelo o un objeto. Podría tratarse de una fractura de cráneo lo que, aún revistiendo gravedad, todavía es controlable.
En esta situación, el menor tiene que ser derivado a un centro asistencial donde se le tomarán las radiografías correspondientes. Comprobar la fisura o fractura significará imponerse de que los huesos del cráneo son todos cóncavos (con la curva hacia adentro) y que no se va a necesitar molduras de yeso para recomponerlos.
¿Cómo curar estas heridas simples?
Cuando hay sangramiento se aplican medidas de primeros auxilios. Lavado de la herida, curación con antisépticos, aplicación de hielo y sellado de la herida. Estamos frente a una urgencia común.
El mismo tratamiento, más otras cuidados que recomendará el médico, se toman en caso de una fisura o fractura simple de cráneo, la que de todas maneras deberá tratarse en un centro hospitalario.
¿Cuando se produce un traumatismo encéfalo craneano?
Aquí estamos frente a una lesión de gravedad. La masa encefálica o el cerebro, en estos casos, se ha golpeado contra las paredes del cráneo y ahí se produce un traumatismo encéfalo craneano. Es decir un fuerte golpe de toda la masa con consecuencias que pueden ser muy diversas, sin que haya fisura o fractura.
Ante la acción desmesurada de las fuerzas que tiran hacia fuera o que tiran hacia adentro las que se producen, por ejemplo durante una colisión violenta en un accidente de tránsito o laboral, se produce un efecto llamado "latigazo" que estrella internamente la masa encefálica contra los huesos del cráneo.
Esto puede producir inflamación, sangramiento y hasta una hemorragia intracraneana. Producto de la inflamación secundaria al golpe se constata un aumento de la presión dentro del cráneo y como el cerebro no puede expandirse, dado que está encerrado en una verdadera bóveda ósea, aparecen los síntomas propios y graves de la hipertensión endocraneana secundario del traumatismo encéfalo craneano (TEC): compromiso de conciencia que puede ser leve como una simple y corta perdida de conciencia y / o amnesia hasta graves consecuencias incluidas secuelas invalidantes o muerte.
¿Cómo se puede identificar a una persona con TEC?
El compromiso de la conciencia no es fácil de identificar en niños pequeños, pero se puede apreciar cuando estando "despiertos" desconocen o no responden a las órdenes de los padres. En los adultos, cuando no están desmayados o cuando "vuelven en si" se les pregunta su nombre, domicilio, fecha de nacimiento, donde están, etc. Si hay respuestas "ilógicas" queda detectado el grado de compromiso de conciencia.
En el compromiso de conciencia de mediana gravedad, la persona tiene dificultad para estar alerta y tiende a dormirse.
En los casos graves, en cambio, hay inconsciencia, por lo tanto, la persona está en coma y sólo reacciona ante estímulos dolorosos.
¿Que otro síntoma puede ser determinante en un niño?
Los niños lloran hasta cuando quieren la "papa". Si después de haber soportado un golpe fuerte en su cabeza no fluye el llanto y se muestran aletargados la situación es incongruente y debe ser derivado de inmediato a un servicio de urgencia con una estricta vigilancia de la respiración.
Si por el contrario llora y se constata una herida sangrante hay que aplicar los primeros auxilios y llevarlo, de todas maneras, a un centro de atención.
Si la situación es leve, diez minutos de aplicación de hielo ayudaran a que el hematoma no se expanda demasiado.
En todo momento será importante la protección y cariño que los padres demuestren en estas situaciones, porque infunde confianza a los pequeños ante algo que por momentos logra desconcertarlos.
¿Qué ocurre cuando los niños vomitan después de un golpe en la cabeza?
Si este tipo de síntomas ocurren inmediatamente después del golpe se trata de una situación normal. Diferente es si los vómitos ocurren una o dos horas después del golpe. Allí hay que recurrir al médico.
¿Es peligroso que un niño se duerma después de un golpe?
Por las circunstancias mismas que rodean a este tipo de accidentes dentro del hogar o en el jardín infantil es normal que después de la tormenta venga la calma y el niño, una vez tranquilizado y sintiéndose seguro se quede dormido. Hay que evaluarlo cada 30 ó 40 minutos despertándolo. Si está mareado o con náuseas su destino único es un centro de atención médica para que sea examinado.
¿Por qué generalmente se observan las pupilas de un niño que recibió un fuerte golpe en la cabeza?
El tamaño de las pupilas es un elemento significativo para determinar, por ejemplo, una hemorragia intracraneana. Lo normal es que las pupilas siempre sean iguales simétricamente, que conserven el mismo tamaño. Si no es así, necesita la atención del pediatra o concurrir a un centro asistencial.
¿Qué le harán en un servicio de urgencia?
Considerando aquellos niños que han recibido un golpe en la cabeza de cierta consideración serán examinados y atendidos por un médico. Si no se ha encontrado ninguna complicación la conducta corriente será enviarlos a su domicilio en donde deberá permanecer en reposo por lo menos 24 horas y con instrucciones claras acerca de la evolución.
Yo como madre ¿que es lo que debo observar?
Reafirmando lo anterior, si su hijo ya ha recibido atención médica, no ha tenido perdida de conocimiento, UD debe saber que aunque poco frecuente pueden aparecer síntomas tardíos que sugieren una complicación severa con riesgo de muerte.